En un estudio publicado en Education Next y Educational Researcher se afirmó que los alumnos expuestos a contenidos culturales como los que ofrecen museos y centros de artes escénicas no sólo tienen niveles altos de compromiso con las artes, sino que este acercamiento genera en ellos más tolerancia, empatía histórica, mejor memoria educativa y pensamiento crítico.
Aunque el cine, la literatura, el teatro, las artes visuales, o la música, tienen una percepción social muy positiva, lo cierto es que los números sobre hábitos culturales reflejan una realidad bien distinta en nuestro país, la cultura no forma parte de la práctica cotidiana de la mayoría, sigue alejada del público. Sin embrago, las personas que han estado expuestas a entornos culturales desde edades tempranas tienen más probabilidades de ser culturalmente activos en la edad adulta. Es por este motivo que queremos actuar muy especialmente en un sector concreto: la infancia, etapa en la que se empiezan a desarrollar los hábitos.
Por otro lado, la educación formal u oficial resulta limitada para las necesidades del mundo actual, que precisa personas con habilidades diferentes, tales como la creatividad, la iniciativa personal o el espíritu crítico. Según una encuesta llevada a cabo entre 1999 y 2005 por el CIE (Centro de Innovación Educativa) y el IDEA (Instituto de evaluación y Asesoramiento Educativo), más de la mitad de los padres afirman que sus hijos tienen poco interés en aprender, y un 33% que la enseñanza no se adapta a lo que necesitarán los alumnos en el futuro. Se evidencia pues una búsqueda de cambio tanto en la metodología como en los contenidos de la enseñanza.
Ésa es la carencia que queremos suplir con nuestros talleres: enseñar de forma diferente, más creativa y participativa. El arte resulta reunir las cualidades necesarias para dicha tarea, pues es manipulativo, personal, al mismo tiempo que comunicativo, y creativo, además de poseer una gran capacidad de adaptación.